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viernes, marzo 29, 2024

La más pequeña y grande comerciante de Los Tuxtlas



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Jesús Córdova/ San Andrés Tuxtla Ver.- “Buenas tardes” ¿Compra tortas?… “Traigo de Jamón y de milanesa, están bien ricas, cómpreme una, casi no he vendido” susurro con voz suave y llena de ternura.
-Ahorita no hija, desayune tarde, en otra ocasión te compro… respondí, al mismo tiempo que dejaba de escribir en la computadora mis notas para el noticiario de la tercera emisión, pues eran las dos de la tarde y apenas habían culminado las noticias de medio día.
De inmediato la nostalgia se hizo presente, hasta la puerta de la cabina de grabación de noticias en el fondo de la oficina, había llegado, para ofrecer el producto y con ello apoyar en el sustento de su familia y los gastos de su escuela.
Su moño azul lucia sobre su cabello negro con algunos risos, ojos grandes de color negro, morenita y vistiendo una blusa sport color blanco, short verde, así como unas chanclitas en los pies.
¿Con quién andas? ¿De dónde eres? ¿Qué edad tienes? ¿Cuentas con mamá y con papa?
Fueron las primeras preguntas que tenía que realizar, pues aunque no es para muchos extraño observar a una pequeña trabajar, este caso era especial.
Vianey, respondió… “Ando con mi hermanito, pero el agarro por otro lado, también anda vendiendo tortas, si tengo mamá y papá, vengo de Buenos Aires una comunidad, allá vivo, pero salgo de la escuela y me dedico a vender, mi papá trabaja de lo que le caiga, llego hasta aquí en la pirata”
¿No tienes miedo? -Cuídate mucho hija no te vaya a pasar algo, te pueden quitar tu dinero o las tortas, le dije, al mismo tiempo que guardaba silencio unos segundos para luego pedirme un vaso con agua fría y posteriormente sentarse a contar sus monedas para saber cuántas tortas llevaba vendidas.
“Ya llevo 130 y traje 24 tortas” expresó, en el momento que le daba el vaso con agua.
¿Cuantas me faltan por vender?
– Once, le respondí.
De inmediato volvió a insistir “Cómpreme una están bien ricas”
De pronto recordé a mi compañero reportero Jorge Domínguez y se me ocurrió que una buena opción era invitarle una torta para ayudar a la pequeña y que no se fuera sin haber vendido una sola en la radio.
Jorge dejo igual la computadora, pidió la de milanesa y le entregue los diez pesos a Vianey, mientras seguía contando sus monedas.
Su historia me pareció grandiosa, por ello le pedí permiso para entrevistarla y tomarle una foto, sin embargo en un principio se negó, porque dijo que no le gustaban las fotos, después pregunto cuál era nuestra función y le explicamos que dábamos noticias, pero que quizás no nos había escuchado porque por las mañanas se va a su escuela en Buenos Aires y después de la una sale a vender a la ciudad las tortas y en otras ocasiones donas.
Aparentando ser una profesional en las ventas y con la madurez de una joven, se despidió dando las gracias, mientras una vez más me admiraba al verla retirarse de la radio con mucha decisión dispuesta a terminar de vender las once tortas que aún le faltaban.
“Échele ganas hija, cuídese mucho, que vera que un día será usted una triunfadora” expresé, al mismo tiempo que le explicaba hacia donde se abría la puerta de la empresa para salir a la calle a continuar con su trabajo.
Este sin duda es un gran ejemplo de vida, de lucha y de grandeza, que tienen miles de niños en nuestro país, los cuales estudian y trabajan para apoyar a los padres que no tienen un empleo seguro, por la desigualdad, injusticia social y malas políticas públicas.
Jesús Córdova Salas




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