Tras el escalofriante hallazgo del lugar por el Colectivo Guerreros Buscadores, un joven narró cómo era vivir en el crematorio clandestino de Teuchitlán, en Jalisco, que autoridades consideran podría ser una de las más grandes fosas clandestinas que han sido localizadas en México.
Después de que fueran localizados tres hornos clandestinos y cientos de objetos personales como zapatos, ropa, maletas, joyería y demás en un sitio identificado como Rancho Izaguirre, presuntamente usado por un grupo delincuencial como centro de reclutamiento y exterminio de decenas de jóvenes, bajo engaños, Indira Navarro, representante del mencionado colectivo, compartió el testimonio de un joven que fue reclutado y vivido durante un tiempo en ese lugar.
En entrevista con la periodista con Azucena Uresti, Indira Navarro reveló que los jóvenes llegaban a la central de autobuses y les ofertaban trabajos con buenos salarios, de 4 a 5 mil pesos a la semana, bajo engaños, por lo que eran llevados con sus maletas y mochilas al mencionado rancho.
Dijo que muchos jóvenes fueron colocados vivos o muertos, siendo desmembrados sobre camas de piedras y ladrillos, para luego ser rociados de aceite y gasolina y quemados: «Sin cuerpo, no hay delito», decía uno de los comandos delincuenciales, según el testimonio del joven.
Narró que los adiestramientos se aplicaban en tres pasos y se desconoce aún cuántas personas fueron asesinadas en ese rancho que afirman los sobrevivientes era “un infierno” y una “escuelita del terror» de un grupo delincuencial.
Agregó que los jóvenes se graduaban y eran probados en campo de batalla durante enfrentamientos en Michoacán y Zacatecas, tras lo cual quienes sobrevivían estas pruebas eran asignados a otro adiestramientos realizado por ex militares.
XEU
