Jesús Córdova/ San Andrés Tuxtla Ver.- ¿Una niña de doce años puede cargar a su hermanita de dos y jalar de la mano a otra de 5 para escapar de su casa porque señala que recibe maltrato de su mamá? …Pues sí.
Diana tenía el valor y a punto estuvo de tomar un autobús e ir hacia el puerto de Veracruz, viajar de aventón y encontrarse con otros familiares la noche de este lunes.
Afortunadamente una joven señora las observo cuando frente a la terminal de Transportes los Tuxtlas, intentaban abordar un camión acompañada también de una primita de casi su misma edad.
De inmediato la mujer supo que algo andaba mal y lo primero que se le ocurrió fue acudir a la radio llevándolas consigo para pedir apoyo pues era extraño que cuatro niñas viajaran solas en la noche.
«Vamos a Veracruz porque mi mamá está enferma en un hospital y mi papá nos espera en la terminal, después nos llevara con mi abuelita» dijo la niña mayor en un principio, pues después se descubriría que estaba mintiendo.
Ante las obvias preguntas del porque intentaban viajar sin ser acompañadas por un familiar mayor y sin dinero, las pequeñas cayeron en contradicciones, terminando por confesar que se habían escapado de casa desde la mañana y no querían volver porque recibían maltrato por parte de su mamá.
Con lágrimas en los ojos la mayor rogaba que las lleváramos a otro lugar e inclusive al DIF pero a su casa ya no querían regresar.
«Mi mamá me pega mucho, me jala de los pelos, yo cuido a mis hermanita, a ellas también les pega, mi papa ya murió, mi hermana la mayor ya se casó, no tengo a donde ir no queremos regresar porque nos van a pegar muy feo» decían.
Sin embargo después de casi una hora justo cuando se buscaba el acercamiento con las autoridades del DIF dos mujeres asustadas llegaban corriendo a la radio para pedir el servicio social e intentar localizarlas, pero se sorprendieron mezclando en su rostro molestia y tranquilidad, pues sanas y salvas ahí las volvían a encontrar.
Las dos damas eran las mamás, una de Diana con las dos pequeñas y la otra de la prima.
Era el momento de contarle la historia que su hija pensaba escribir y que quizás podría marcar para siempre su vida, era momento de reflexionar, de meterse un poquito en una vida ajena, y rogar que no la fuera a golpear, de pedirle que busque dialogar con ella, de acudir a terapias, de no solucionar todo a golpes porque las cosas se le pueden complicar.
La madre reconoció que cuando se porta mal como cualquier mamá le pega a su hija pero no al extremo, dijo que tratara de mejorar, pues también acepto que para mantenerlas tiene que trabajar y eso provoca que le de responsabilidad a la mayor de cuidar a sus hermanas.
Este es un ejemplo de miles de casos similares que se viven en nuestro país, donde niños por rebeldía, por maltrato, por falta de atención, de amor, cariño, comprensión, o porque hubo desintegración familiar huyen de sus hogares. Es por ello que más allá de la mala situación económica, de la falta de empleo, del alcoholismo, la drogadicción, o un sin fin de factores las autoridades en conjunto con la sociedad, debemos trabajar en el fortalecimiento de los valores en el seno de la familia, de procurar la integración familiar, de poner atención a los pequeños y saber que son seres que piensan, sienten y actúan, no se trata de culpar a los padres o los niños porque nadie es perfecto en esta vida y hasta en las mejores familias puede pasar. Se trata solo de reflexionar.